treinta arvejas
Temprano el durazno del árbol cayó
su piel era rosa dorada del sol
y al verse en la suerte de todo frutal
a la orilla de un río su fe lo hizo llegar
Dicen que en este valle
los duraznos son de los duendes
Pasó cierto tiempo en el mismo lugar
hasta que un buen día se puso a escuchar
una melodía muy triste del sur
que así le lloraba desde su interior:
"Quién canta es tu carozo
pues tu cuerpo al fin tiene un alma
y si tu ser estalla
será un corazón el que sangre
y la canción que escuchas
tu cuerpo abrirá con el alba"
La brisa de enero a la orilla llegó
la noche del tiempo sus horas cumplió
y al llegar el alba el carozo cantó
partiendo al durazno que al río cayó
Y el durazno partido
ya sangrando está bajo el agua
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